Hace unos años cayó en mis manos un pequeño libro de la editorial Egido, publicado en 1997 en Zaragoza. Una terna de 100 poetas desfilan por las páginas del libro.
Rescato este poema de Adolfo Ayuso:
EL OBRERO DE PORCELANA
Aquel obrero
-aceitoso y mongoloide-
había muerto de una forma impertinente
primero trece metros de grito vertical
rebotando en el andamio
luego el cráneo reventó
en gruesos cristales
y sus compañeros pudieron ver como fluía
de su cabeza
el carajillo del desayuno
todo muy sucio
Le cubrieron con un saco de plástico que rezaba
CEMENTOS PORTLAND (Morata de Jalón)
El libro se titula (Poesía, 100 poetas) Editorial Egido. Zaragoza.
Tengo devoción por este poema. Adolfo Ayuso tiene libros publicados pero desconozco su obra.
Descubramos a Ayuso. Ayuso for president.
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Sabía que en mis estanterías había algo de Adolfo Ayuso. Lo he buscado y está, tengo un libro dedicado que compré en una feria del libro del 2003, es una novela que cuenta la historia de once personas en el momento que cruzaban una puerta sin mirar atrás. Personas que pululan por calles y bares de Zaragoza. Recuerdo que era un tipo de lectura algo inquietante, a lo Allan Poe, u asin`.
ResponderEliminarSe titula, Fugas.
ResponderEliminarRecibido Pepe,intentaré localizarlo.
ResponderEliminarSaludos.
En todos los cerebros hay miles de carajillos reventando cada día, el peligro está cuando revientan cada quince minutos.
ResponderEliminarBesos, guapo.
Los peritos afirman que el andamio fue modificado después del accidente,
ResponderEliminary que la empresa negó relación laboral
con el fallecido.
La empresa dijo que el joven "se había subido al andamio para pedir trabajo,
y que no había relación laboral entre empresa y trabajador.
La inspectora, que visitó el lugar del accidente a la mañana después,
comento que el andamio estaba sujeto a la pared de una manera "muy rudimentaria",
con unas cuerdas de cáñamo,
y que las plataformas,
por donde habrían de moverse los empleados
eran la mitad de estrechas
de lo que exige la ley.
La compañera del fallecido y sus tres hijos,
fueron desahuciados
tres meses después del accidente.
Antonio el hijo menor, desayuna carajillos todos los días,
quince años después del fallecimiento de su padre,
antes de entrar a trabajar en
CEMENTOS PORTLAND (Morata de Jalón),
para dar de comer a sus siete hijos.